Alegre, respetuoso, cariñoso, humilde… Muhammed Touray ‘Moha’ fue rodeado por todos sus compañeros nada más terminar la final para celebrar el Campeonato de España de selecciones autonómicas Sub-14 logrado con Cataluña. Tiene aura de talismán, dos participaciones y dos títulos, pero el gran éxito lo conquistó en 2019 cuando por fin pudo volver a reunirse con sus padres en España.
Moha nació en Gambia, pero, siendo un bebé, su padre Hagie Touray decidió jugarse la vida en busca de un futuro mejor que ofrecerle a su familia. No sabía si iban a volver a reencontrarse algún día, pero tenía mucha fe en que así sería. El inhóspito trayecto le llevó a España.
Sólo había recorrido la primera etapa del trayecto, quizá la más difícil, pero no era suficiente, tenía que encontrar trabajo para traer a su familia. No fueron meses fáciles, desistir no era una palabra que contemplara para volver a ser feliz. Con sacrificio, y a base de mucho trabajo pudo traer a España a su mujer, Hawa Omuo Bah, pero no fue hasta 2019 cuando logró que viniera su hijo Moha.
Habían sido más de 10 años sin verle, sus familiares le acogieron en su país como un hijo mientras su físico se potenciaba de forma natural y comenzó a jugar al fútbol con una pelota o lo que fuera. No era lo más importante. Con el balón sonreía.
Nada más reencontrarse con sus padres en Palafrugell inició su adaptación a un país nuevo, muy diferente al que vivía, con la dificultad del idioma… Pero si algo caracteriza al fútbol es su poder integrador. En el parque fue acogido por los que pronto se convirtieron en sus amigos y un día, mientras jugaba, el coordinador del CF Begur, Adil Bouazzati, vio algo en él que le llevó a preguntarle cuántos años tenía. Y se incorporó al club.
Era diferente, tenía duende con el balón, su físico deslumbraba para su edad y, a pesar de ser alevín, pronto comenzó a jugar en el equipo infantil. A las pocas semanas, el Girona FC le captó, pero le dejó cedido porque lo más importante era que siguiera con su adaptación a un nuevo país y a una vida muy diferente a la de su Gambia natal.
Este año cumple su segunda temporada en el Girona FC, juega en el Cadete A (aunque tiene edad infantil) y, con el logrado en Moncada, tiene dos ‘Campeonatos de España’, aunque el mayor logro es haber vuelto a vivir con su familia.
«Estoy muy contento de volver a ganar el campeonato de España y muy orgulloso del equipo porque hemos trabajado muy bien para ganarlo. Mis padres también estarán muy contentos, quiero ser futbolista”, afirma Moha, que se fija mucho en el juego de Ousmane Dembélé y Neymar, sus ídolos al jugar en la posición que él ocupa.
Su entrenador con la selección de Cataluña, Rafa Beltrán, reconoce que el “fútbol es una herramienta social importantísima para la inclusión y el crecimiento de los chavales, para que gente que a lo mejor ha tenido unas dificultades pueda vivir unas experiencias únicas y poder estar con compañeros y crecer socialmente. El fútbol está contribuyendo mucho a la sociedad«.
A la hora de hablar de Moha, esboza rápidamente una sonrisa: “Es una persona muy respetada, muy querida, agradable, encantador, tímido, introvertido… Pero a la vez, si le das un poco de cancha, te la puede liar porque no deja de ser un chaval. Es un encanto tenerlo en nuestra plantilla, siempre con una sonrisa en la cara, siempre buenas palabras, muy educado… Tener a Moha es un plus para nosotros y nos aporta muchísimo a nivel de calidad humana«.
Sólo tiene 14 años y por la banda izquierda hace diabluras, quién sabe qué le deparará el futuro o si hará realidad su sueño de ser futbolista, pero su primer gran título fue volver a reencontrarse y vivir con su familia en Palafrugell. Ahora, gracias al fútbol, se está integrando en una sociedad muy diferente a la de su país de origen y quién sabe si en el futuro su nombre será para los chicos más jóvenes como lo son ahora para él Dembélé o Neymar. “Me gustaría ser como ellos”, concluye.
Texto e imágenes :RFEF
