A veces las cosas salen simplemente muy bien. Ganarle a un rival difícil o golear a un equipo pueden ser motivos de orgullo y de festejo. Uno creería que no hay problema con esto, pero el exceso de confianza puede ser la fórmula para el desastre. Cómo mantener a raya las emociones para seguir concentrado a pesar de todo.
Disfrutar el momento
Ganar es muy valorado en nuestra sociedad, cualquiera sea el ámbito. En política, ganar implica el acceso a cargos y al poder. Ganar un premio es algo importante en cualquier profesión. Ganar un ascenso puede implicar una mejora económica importante. Ganar una beca, ganar un bono. Ganar, ganar, ganar. El foco siempre puesto en este momento particular y no en el recorrido que se realizó para llegar a él: las horas extra de trabajo, el entrenamiento o el estudio dedicados a una meta particular.
Con el fútbol pasa algo parecido. En SR Deportes verás decenas de noticias de equipos que ganan, pero ¿qué se hace con esas victorias? Lo primero es disfrutarlas, vivirlas, celebrarlas. Lo segundo, es entender que no estarán ahí para siempre. Al menos no sin trabajo duro detrás.
¿Por qué el exceso de confianza es malo?
Leemos permanentemente que la gente busca formas de ganar autoconfianza. La autoestima y el amor propio son elementos básicos para la vida y son lo que nos permite ser funcionales en sociedad. Entonces, ¿por qué el exceso de confianza puede ser peligroso?
Cuando nos está yendo bien tendemos a creer que esto será así para siempre y nos lleva a bajar la guardia. En psicología se estudia este fenómeno en el ámbito de los accidentes laborales. Haber hecho algo bien 100 veces no significa que la vez 101 vaya a ser igual.
En un experimento, los investigadores sociales Baruch Fischhoff, Paul Slovic y Sarah Lichtenstein dieron a los participantes una serie de preguntas de actualidad y les preguntaron cuánta confianza tenían en sus respuestas. Descubrieron que:
- Cuando las personas aseguraban que tenían 100% de confianza en la respuesta, sólo tenían razón en el 80% de los casos.
- Esta sobrestimación puede afectar la toma de decisiones, por eso es fundamental ser consciente de ello.
En el caso del fútbol el exceso de confianza podría verse así: el equipo entrena menos, se practican menos las jugadas, el DT va con una estrategia menos armada al siguiente partido. Estas actitudes son la fórmula para cortar la racha ganadora. Y no queremos que eso suceda.
Humilde en la victoria, agraciado en la derrota
Ya lo dice el dicho. Todo lo anterior no implica dejar de festejar nuestros logros, sino al contrario, tener una relación más sana con ellos y vivirlos en plena conciencia.
Las victorias se disfrutan, los logros se celebran, pero siempre se debe hacer con respeto y humildad, porque nunca se sabe cuándo nos tocará perder.
