Alberto Abellán Fos empezó jugando en la calle como antiguamente, de alcantarilla a alcantarilla. De ahí pasó a formar parte de un equipo de futbol que fue el Júcar CF donde ya en alevines destacaba por su habilidades con el balón.
Sus cualidades no pasaron desapercibidas desde la escuela Històrics de València. No entró en el Infantil A, se descartaron diferentes niños porque no daban el nivel y por ello se creó el Infantil b donde se hizo cargo del equipo el padre de Alberto.
Andaba el equipo desanimado y sin ninguna motivación. Pero empezó a trabajar desde abajo siendo una familia dentro y fuera del campo. Esa temporada quedaron terceros y Alberto máximo goleador del campeonato.
Comenzaron a interesarse diferentes equipos y Alberto decidió quedarse con los compañeros que habían luchado por conseguir algo grande. A la temporada siguiente Alberto y su equipo se proclamaron campeones de Liga de cadetes y máximo goleador de la categoría.
Crecía el interés por el jugador pero se cebó la mala suerte con él pues se rompió el menisco y perdió la ilusión por el futbol. Sin embargo, sus compañeros y club lo dieron todo por ayudarlo. Alberto se recuperó gracias a la buena relación que había entre ellos.
Jugando el torneo de Villarreal ya se interesaron algunos equipos, pero el que realmente lo vio jugar y se enamoró de él fue Amilcar Ivanovic, ex jugador de Platense, Velez Sarsfield, etc…
Amílcar apostó por Alberto de forma altruista, le puso el nombre del nuevo Agüero, no entendía como un jugador así podía estar en Segunda Regional, contacto con varios clubs para que vieran a Alberto y la UD Lanzarote mostró muchísimo interés en seguir formándolo, finalmente, hace tres meses, la U.D Lanzarote decidió ficharlo para ayudar al equipo.
Natural de Valencia, a sus 18 años, compite ahora en Liga Nacional Juvenil donde lleva anotados cinco tantos desde hace tres meses cuando firmó. Y todo para un jugador que había competido en Segunda Regional tanto en Infantil como en Cadete, salvo seis meses en el CD Acero de Preferente.
Todo ello con la suerte de conocer a José Reyes entrenador de la UD Lanzarote donde le ha dado todo el cariño y confianza para que un niño salga de su lugar natural y un club modesto para irse al arhipielago canario a desarrollarse como jugador y persona.
