Vivimos una situación excepcional. Es más, nunca la hemos vivido y como tal debemos adaptarnos a la misma, con sus limitaciones y exigencias. No queda otra. El ser humano tiene la capacidad de asimilar las novedades de tal manera que lo que parece irracional acaba convirtiéndose en normal.
Ya nos advirtieron que los primeros días, después de confinamiento, no iba a ser cómo antes, incluso, su denominación «la nueva normalidad» lo delataba. Todo iba a ser diferente.
Este fin de semana, con excepciones como las famosas cafeterías en recintos deportivos amparándose en su propia normativa por orden municipal, no ha habido público en las gradas en todos los campos de la Comunitat Valenciana.
El propio Salvador Gomar, presidente de la Federación Valenciana de Fútbol, reaccionó con un tweet crítico sobre esta prohibición al considerar que un campo es un espacio abierto por lo que con aforos reducidos, y distancia mínima de seguridad, además de mascarilla, podría habilitarse el graderío cuando hay espacios cerrados (teatros, cines, bares…) que sí dejan acceder al público.
Algunos clubs han entrado las cámaras en los recintos poniendo al servicio de sus seguidores y público en general imágenes de los partidos retransmitidos por Youtube y otros canales.
De momento, habrá que esperar hasta el 9 de diciembre, fecha prevista para la conclusión de las limitaciones aprobadas el pasado viernes. Es cierto que el ser humano ha evolucionado pero como tal, en ocasiones, mantenemos las mismas acciones ante lo que nos gusta y apasiona.
Y como ya ocurría a principios del siglo XX, haremos lo imposible para poder ver el fútbol de nuestros hijos. En aquellos tiempos la gente se subía a los árboles para poder presenciar un partido.
No hay otra, y aún gracias, que se mantiene la actividad deportiva, los niños pueden entrenar y pervive la ilusión por el partido del fin de semana. Las prioridades, en tiempos de crisis, se acortan y hay que seleccionar objetivos, en este caso, el deporte de quién lo practica. La actividad sólo tiene un protagonista: El sujeto que la ejercita.
Por favor cuídense y seamos responsables. De momento, no podemos hacer excesivos planes salvo adaptarnos a los nuevos tiempo y convivir en esta época marcada por el Covid-19.
Todo iba demasiado bien.
Si somos responsables y todos ponemos un poco de nuestra parte, quizá algún día volvamos a ser parecidos a los de antes.
De momento, escalamos muros como a principios del siglo XX. No hemos cambiado tanto, pues.