La FFCV debe comenzar a tomar decisiones firmes

Es evidente que hasta ahora toda ha venido desde arriba. Ni Tebas ni Rubiales. Manda el Gobierno. Y en cuestiones deportivas y de ligas, pese a que Bélgica se ha avanzado con la cancelación de su liga profesional y también lo han hecho algunas competiciones amateurs en Inglaterra, la UEFA ha dejado libre el mes de junio y julio para que las ligas profesionales puedan concluir sus campeonatos y poder, incluso, acabar las grandes competiciones europeas. Alemania, incluso, está dispuesto a hacerlo sin público. En España, varios escenarios pero nada claro.

El fútbol base es más sencillo. Sólo quedan NUEVE FINES DE SEMANA hábiles (siendo ya muy optimistas) en mayo y junio. En julio, dijo esta semana Salva Gomar, presidente de la FFCV, que «con calor no se juega». Y si encima la vuelta a la normalidad será con condiciones en cuanto a nuestros movimientos y forma de relacionarnos, teniendo como precedente que las universidades han dicho que han concluido las clases presenciales, la FFCV debe decidir ya de manera oficial la cancelación oficial de la temporada 2019-20, al mismo tiempo que este pronunciamiento debe ser al unísono con la Española y todas las territoriales. Claro que hay que ganar en el terreno de juego, pero la burocracia es tal que ir más allá del 30 de junio para concluir una liga infantil, cadete o juvenil, incluso, de Preferente Aficionados, es harto imposible. Incluso, como anécdota, este verano, a través de una resolución del Tribunal del Deporte de la Generalitat Valenciana, ya conocimos el sinsentido que tenía reanudar un partido de fútbol en julio aplazado desde la primavera por un incumplimiento del reglamento. En el fútbol formativo, al menos, prevalen otras cuestiones que las meramente deportivas, esto es, la conclusión de un campeonato liguero en condiciones ciertamente anómalas.

El formato actual de competiciones ya no pueden concluirse en un escenario de incertidumbre. No vale en Juvenil, Infantil y Cadete, con ascensos y descensos en juego, desplazamientos en algunos casos a Elche, Alicante, un miércoles, para poder concluir la competición. La FFCV debe, además, ir aclarando durante este mes de abril cómo quedan los ascensos y descensos, en especial, para ir facilitando la planificación de los clubs para la temporada próxima. Por otro lado, desde el punto de vista reglamentario, habrá que ver si anulada la competición, queda sin efecto también las sanciones o, por ejemplo, las circulares de ascenso y descenso. Desde luego, no pierdan el tiempo, señores de la Federación, para adoptar decisiones porque hay días suficientes para aprovechar y proceder a cambios en competiciones ligueras para la temporada próxima. Los clubs grandes ya saben perfectamente qué no va a haber fútbol base antes del 30 de junio, quizá algunos amistosos ese mes y entre equipos de la casa. ¿Por qué no hablan ya desde la Federación Valenciana? ¿A qué espera la Española?

No se trata de apremiar ni meter prisas. El argumento esgrimido por el presidente del Gobierno de ir concediendo plazos y prorrogas de 15 días no debe ser óbice para una decisión federativa que seguro que contará con la unanimidad de los clubs haciendo prevalecer siempre la salud pública. Esto está muy bien. Pero también hay que preocuparse de aquello que origina sueldos y salarios para tomar decisiones y aclarar el panorama por el interés general del fútbol formativo y particular de los clubs. No olvidemos que la vida seguirá. Y el fútbol, también.

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