Hablamos con Adrián Caravaca, director de Metodología en el CD San Marcelino

Aarón Siles / Valencia Base

Adrián Caravaca es graduado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte por la Universidad de Valencia y entrenador titulado Nivel II. Actualmente dirige al Cadete A del CD San Marcelino y es director de metodología del club valenciano. Ha pasado CD Roda, CD Drac y el año pasado entrenó al Juvenil B del Promesas Castalia, además de formar parte del cuerpo técnico del Cadete autonómico del CD Castellón. Charlamos con él para que nos cuente cómo ve la vuelta a los terrenos de juego y cuáles son los principales cambios que observa en la preparación de los jugadores respecto a años anteriores.

Después de tantos meses sin jugar, ¿percibes un ánimo diferente de los jugadores en la vuelta a los terrenos de juego?

La verdad es que me he encontrado a un grupo de jugadores con muchísimas ganas y entusiasmo de volver a disfrutar de lo que les apasiona, el fútbol. Todos han vuelto con unas ganas tremendas de volver a competir.
No obstante, creo que no solo debemos de poner el foco en el hecho de volver a jugar al fútbol, sino en todo lo que ello conlleva. Han vuelto a sentir lo que es disfrutar y relacionarse con sus compañeros de equipo.

¿Y en el entrenador? ¿Qué es lo que más se ha echado de menos?

Personalmente lo que más he echado de menos es el hecho de competir cada fin de semana y disfrutar del trabajo diario. Creo que al final acabé valorando aún más si cabe la importancia del proceso, el trabajo de cada sesión de entrenamiento, cada charla motivacional…

Tantos meses sin disfrutar de lo que me apasiona han sido realmente duros, pero el hecho de entrenar de forma grupal prácticamente todos los días vía online ha provocado que el grupo no perdiera la dinámica y fundamentalmente que  siguiera unido con el mismo objetivo.

¿Este tiempo sin fútbol ha sido útil para sacar nuevas ideas tácticas o estratégicas?

Este periodo encerrado también me ha proporcionado un tiempo que antes no tenía para pensar y reflexionar sobre nuevas formas de trabajar y de entender el fútbol. He podido analizar partidos que tenía pendientes y ese aprendizaje diario ha sido una de las claves para mantenerme motivado.

El tiempo libre también me ha resultado útil no solo para trabajar el aspecto físico y condicional de cara a una posible vuelta, también a nivel cognitivo. Trabajamos en grupo con vídeo, por puestos, hacíamos sesiones tácticas con porteros, defensas, mediocentros y delanteros. De esta forma, fomentábamos ese crecimiento tan importante y necesario del futbolista.

¿Cómo ha sido la vuelta? ¿Qué cosas han cambiado en las pretemporadas y cuáles han sido los principales efectos?                               

La vuelta a los entrenamientos a nivel condicional ha sido muy compleja. Hemos de tener en cuenta que ha sido una situación a la que nunca nos habíamos enfrentado. Los futbolistas venían de un gran tiempo de inactividad y nuestro deber como entrenadores/preparadores ha sido adaptar su organismo de forma progresiva, para que poco a poco fueran cogiendo ritmo y sensaciones positivas.

En cuanto a las pretemporadas, el enfoque ha cambiado. Se ha tenido en cuenta que el jugador ha estado mucho tiempo sin actividad. El riesgo de lesión por tanto, aumenta de forma exponencial. Hemos tenido que hacer que el futbolista fuera cogiendo sensaciones con el balón, de forma progresiva y buscando preparar su cuerpo para gestionar los esfuerzos sin poner en riesgo su salud.

¿Cuál está siendo el mayor hándicap?

Pienso que el mayor inconveniente está siendo intentar adaptar y gestionar los esfuerzos del jugador. Conseguir que cada semana los esfuerzos fueran aumentando y que el jugador se sintiera cómodo a nivel muscular y mental.

A nivel físico, ¿cómo ha afectado al jugador estar tanto tiempo sin jugar? ¿Habéis tenido que realizar una preparación física diferente?
Pese a que durante estos meses de cuarentena hemos trabajado semanalmente mínimo 4 días, es obvio que no es comparable al trabajo diario qué realizaban en los entrenamientos. No podemos establecer las mismas adaptaciones ni a nivel neuronal ni muscular pero todo ayuda evidentemente.

En el plano condicional, insisto, en que ha cambiado en gran parte su preparación física. La clave es que ha sido una situación nueva para todos, y su gestión no ha sido fácil. En nuestro caso decidimos pecar de precavidos. Hicimos mucho hincapié en el trabajo preventivo y en la gestión de esfuerzos. Trabajamos de forma conjunta el trabajo preventivo y técnico. Todo ello sumado siempre a ciertas dosis de componente lúdico.

¿Y a nivel mental? ¿Crees que en este tiempo los jugadores han «olvidado» algunas cosas que son necesarias volver a recordar?

Sí, me parece una cuestión clave. No nos olvidemos de que a fútbol se juega con la cabeza. Es algo que tengo muy en cuenta y desde la primera semana de cuarentena empezamos a trabajar aspectos tácticos con los jugadores. La finalidad era que no descuidasen el nivel cognitivo.

Existen ciertos movimientos que el futbolista, al no practicarlos en el campo, olvida. No debemos pretender llegar y avasallar al futbolista con mucha información, ya que sería contraproducente. Pasa lo mismo que en el aspecto físico, hemos de organizar las semanas con los conceptos a trabajar, de menos a más.

En mi caso, me gusta establecer tres niveles cognitivos para cada tarea que realizo. De este modo, Z1 sería una complejidad mental baja, Z2 una complejidad media y Z3 sería una situación muy próxima al juego real.

Las pretemporadas van a ser más largas este año, muchos equipos pasarán de tener 4 a 6 semanas de preparación. ¿Es suficiente o después de tanto tiempo parados sería conveniente una pretemporada más larga?

Cuando hablamos de pretemporada hablamos de un proceso de adaptación condicional y mental. No solo debemos de preparar a nuestro equipo físicamente, es importante conseguir implantar nuestro modelo de juego.

Debido a esta situación, los equipos han empezado antes pensando en una especie de pre-pre temporada, con el objetivo de que los jugadores volviesen a tener contacto con el balón. Los circuitos técnicos han sido habituales durante este periodo. También ejercicios preventivos a nivel muscular, importantes para que el riesgo de lesiones disminuyera.

Seis semanas son suficientes para conseguir llegar al inicio de liga de forma óptima tanto a nivel físico como cognitivo. La clave está en saber diseñarla de forma correcta. Es como construir una casa, nunca se empieza por el tejado. Antes de meter carga en el jugador, debemos asegurarnos de que pueda aguantarlo a nivel muscular, de ahí la importancia del trabajo preventivo: trabajo excéntrico de isquiotibiales, cuádriceps, core, propiocepción de tobillos, etc.

Conforme vaya avanzando las semanas podemos ir jugando con la carga: al principio establecemos espacios amplios con pocas premisas a nivel cognitivo, para observar y analizar a los jugadores. No debemos empezar con una carga cognitiva alta, es igual de importante que gestionar el plano físico.

Dadas estas circunstancias actuales, ¿eres partidario de una pretemporada más enfocada al apartado físico o lo importante tras el largo parón es que los chavales recuperen sensaciones jugando?

Me parece que a través de recuperar sensaciones con el juego vamos a conseguir llegar al apartado físico. Se debe seguir este orden, ya que tras el parón el jugador llega con unas ganas tremendas de volver a disfrutar del fútbol. De nuevo, el éxito estará en el equilibro y en convencer al futbolista.

¿Existe un mayor riesgo de lesión para el jugador? ¿En ese caso qué puede hacer un entrenador para prevenirlas?

Por supuesto. El exceso de inactividad física provoca que el organismo, cuando regrese a dicha actividad, tenga un determinado tiempo de adaptación. Ser conscientes de ello es clave para la prevención de lesiones en el jugador.

Como entrenadores, nuestra obligación es pensar en el bienestar del jugador. No debemos de saltarnos pasos. Podemos reducir ese riesgo, como hemos comentado antes, no solo en pretemporada sino durante su desarrollo, es fundamental introducir trabajo preventivo mínimo en una sesión semanal.

¿Cuánto duraría este proceso de adaptación físico y mental?

Es difícil establecer una duración exacta. Depende mucho del grupo y de su integración, pero pienso que son necesarias una a dos semanas previas a la introducción del morfociclo semanal.  En nuestro caso, en la segunda semana empezamos a introducir ciertos matices tácticos, pero muy breves. Es fundamental ya que este sigue criterios tanto a nivel fisiológico como a nivel de asimilación del modelo de juego.

La finalidad es que el equipo se adapte de forma óptima al morfociclo patrón. Tenemos el día de trabajo de fuerza, un día dedicado a la resistencia y finalmente el día de velocidad. Que un día predomine la fuerza no quiere decir que no se den las otras dos.

¿Volverá el fútbol a ser como antes o la pandemia lo cambiará para siempre?

Quiero pensar que recuperaremos la normalidad. Depende de nosotros, debemos seguir siendo precavidos con el objetivo de seguir disfrutando de nuestra gran pasión, el fútbol.

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