Noticia Agencia EFE
Nadie ha sido capaz por ahora de acallar los cañones en Ucrania, pero el fútbol lo intentará. La liga ucraniana arranca hoy, martes, en víspera de que se cumplan seis meses de combates entre ucranianos y rusos.
«Esta es una iniciativa única en la historia. Fútbol contra la guerra en condiciones de guerra. Fútbol por la paz», aseguró Andréi Pavelko, presidente de la Asociación Ucraniana de Fútbol (AUF).
El anterior campeonato ucraniano también comenzó en verano, pero nunca se llegó a reanudar tras tres meses de receso invernal debido al inicio de la campaña militar rusa el 24 de febrero pasado.
«Gracias a Dios y al Ejército ucraniano que el fútbol en Ucrania se reanuda. Gracias al deporte podremos mostrar la fuerza de nuestra nación», comentó Román Grigorchuk, técnico del Chernomorets de Odesa (mar Negro).
Dos equipos se han caído de la lista. Por obvias razones, el Mariúpol no disputará la liga ucraniana porque esa ciudad portuaria fue tomada por las tropas rusas. Tampoco será de la partida el Chernígov, una de las ciudades más castigadas en la campaña militar rusa.
Sin aficionados y con refugios antiaéreos
Pavelko no anunció hasta el pasado 12 de agosto el inicio del campeonato. «El principal problema de los preparativos de la liga es la seguridad de sus participantes», admitió.
Explicó que la federación recibió un protocolo de seguridad para la celebración del campeonato consensuado entre el Ejército, las fuerzas de seguridad y las autoridades locales.
Igual que para el resto de civiles ucranianos, la palabra clave para los futbolistas es la seguridad. De hecho, aún no se conocen ni los horarios ni los estadios en los que se disputarán los encuentros de la segunda jornada. No es improvisación. Es seguridad.
Lo que se sabe con seguridad es que los partidos se disputarán sin público y con la presencia de un importante contingente militar.
En caso de que suene la alarma aérea, los participantes en el partido deberán cobijarse en los refugios antiaéreos que serán habilitados con ese fin a escasa distancia de cada estadio.
El protocolo reza que el refugio no debe encontrarse a más de 500 metros del estadio. Los futbolistas y demás personal han sido adiestrados en caso de alarma.
«¡Atención!¡Alarma aérea!¡Pedimos a todos que acudan al refugio!», es el guión que deben repetir los altavoces en caso de alarma aérea.
«Celebrar torneos de fútbol durante la guerra no tiene que ver solo con el deporte. Se trata de demostrar el coraje de nuestra gente, su espíritu indomable y su deseo de victoria», aseguró Pavelko.
La liga 2021-22 se suspendió oficialmente en abril con la declaración de la ley marcial. El Shakhtar, líder en ese momento, fue declarado ganador, pero no se repartió ninguna copa.
«Mis felicitaciones tanto al presidente de la AUF como al presidente del país, Volodímir Zelenski, por su decisión de seguir jugando al fútbol. El fútbol es parte de la vida de cada sociedad e incluso en las actuales condiciones la gente lo echaba de menos», comentó Luciano Luchi, jefe del comité de árbitros de la liga ucraniana.
El Shakhtar abre el campeonato
El balón empezará a rodar el martes y la primera jornada será inaugurada por el campeón, el Shakhtar Donetsk, que no disputa los partidos de casa en su estadio desde 2014 por la sublevación armada prorrusa en el Donbás. Mucho ha llovido en Donetsk desde que acogiera en 2012 la Eurocopa.
Los «mineros» recibirán al Metallist 1925 en Leópolis, la capital del oeste del país y destino de millones de refugiados en los últimos meses.
El Metallist también sabe de primera mano lo que es conflicto, ya que su ciudad, Járkov, ha sido una de las más afectadas por los bombardeos rusos, al ser vecina del Donbás, epicentro de los combates.
La liga la disputarán 16 equipos. El otro equipo del Donbás, el Zorya de Lugansk, jugará en Zakarpatia (Oeste), que acogerá dos partidos en la primera jornada, ya que es considerada una de las regiones más seguras del país.
En la misma línea, el resto de encuentros se disputarán en Kiev, cuyo asalto por parte de las tropas rusas se descarta por el momento.
«Estamos agradecidos y orgullosos de los defensores de nuestro país. Este campeonato es una seria prueba sobre la calidad del trabajo de todos los clubes y los servicios correspondientes que garantizan el funcionamiento y la seguridad de los partidos», comentó Grigorchuk.
En cambio, los partidos europeos no se jugarán en territorio ucraniano. Recientemente, el Dinamo Kiev recibió en Polonia (Lodz) al Benfica (0-2) en la fase previa de la Liga de Campeones. Lo mismo ocurre con el Dnipró-1 de Dniepropetrovsk, el Zorya y el Vorskla de Poltava.
El Shakhtar, que está clasificado directamente para la «Champions», también tendrá que disputar los partidos de casa en el extranjero durante la fase de grupos, cuyo sorteo se celebrará esta semana.
Éxodo brasileño
El Shakhtar, el gran dominador del fútbol ucraniano durante los últimos 20 años, siempre tenía una docena de brasileños en sus filas, de los que la mitad eran titulares indiscutibles.
Los tiempos de la samba en Donetsk han pasado a mejor vida y es que los futbolistas brasileños aprovecharon la autorización de la UEFA para romper sus contratos y abandonar la disciplina del Shakhtar.
Jugadores como Marco Antonio, Ismaili, Dodo o Marlon han recalado en el fútbol italiano o francés. Los «mineros» tendrán que valerse únicamente de jugadores ucranianos, con la excepción del centrocampista croata Neven Durasek y el delantero burkinés Lassina Traoré.
También abandonó el barco el italiano Roberto De Zerbi, que ha sido reemplazado por el croata Ígor Jovicevic.
«Seremos un equipo con jugadores ucranianos hambrientos. Es hora de sobrevivir, ser una familia y hacer algo bonito por nuestra gente,», comentó el croata Dario Srna, legendario futbolista y ahora secretario técnico del Shakhtar .
En cuanto a su gran rival, el Dinamo, la mejor noticia es que su entrenador, el rumano Mircea Lucescu, continúa al frente del equipo.
No ocurre lo mismo con la plantilla, también víctima del éxodo de extranjeros y donde sus puntales serán el veterano Garmash y los atacantes Tsigankov y Shaparenko.
«El campeonato será muy imprevisible. Yo creo que no hay un claro favorito», comentó Grigorchuk.
El partido de máxima rivalidad entre el Dinamo Kiev y el Shakhtar se disputará en la séptima jornada, a mediados de octubre.
Desde que estalló el conflicto en 2014, el Shakhtar, equipo patrocinado por el hombre más rico del país, Rinat Akhmétov, ha ganado cinco títulos de liga y el Dinamo, tres.