«¿Todas las manos son tarjeta?»

Es una frase típica de los campos de fútbol. MANOS, TARJETA. El otro día en un partido de fútbol profesional un aficionado increpaba de manera airada al árbitro exigiendo tarjeta amarilla para un jugador rival.

En un lance de juego en mitad del campo el jugador del equipo visitante se ayudó del brazo para realizar un control, entre insulto e insulto «Es manos, es tarjetatodas las manos son tarjeta.. Léete el reglamento……..«, pero, ¿realmente todas las manos son tarjeta?

Buscamos en el reglamento cómo aconsejaba el aficionado al árbitro del partido, Regla 12, Faltas y Conducta incorrecta, en su apartado 12.3 Medidas desciplinarias y analizamos todo lo referente a las amonestaciones(tarjeta amarilla) y expulsiones (tarjeta roja) :

Amonestaciones por conducta antideportiva

  • Tocar el balón con la mano para obstaculizar o impedir que progrese un ataque prometedor.
  • Tocar el balón con la mano al intentar marcar un gol (independientemente de que lo consiga o no) o en un intento de evitar un gol del adversario sin conseguirlo.

Infracciones sancionables con expulsión

Cuando un jugador evite un gol o una ocasión manifiesta de gol del equipo adversario cometiendo una infracción por mano, deberá ser expulsado, independientemente de dónde se produzca esta (salvo que se trate del guardameta en su propia área).l caso del guardameta dentro de su propia área).

Por tanto leído el Reglamento como aconsejaba el aficionado no todas las faltas sancionadas por mano deben tener amonestación, únicamente aquellas que obstaculicen o impidan un ataque prometedor, que intente marcar un gol o corte una ocasión manifiesta de gol del equipo contrario.

¿Qué es un ataque prometedor? Es una fase del juego caracterizada por su inminencia potencial de cara a la portería contraria. 

Así pues, ni todas las manos son falta, ni todas las faltas por mano son tarjeta. Así era el caso de la protesta del aficionado, en la que el jugador visitante se ayudó con el brazo para realizar un control, está claro que el aficionado no se había leído el reglamento, como el mismo aconsejaba al árbitro.

Dice el dicho «Consejos vendo, que para mí no tengo»

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